Japón, 1939. Mientras la fiebre bélica parece apoderarse del gobierno y de gran parte de la población de Japón, la cúpula dirigente de la Armada nipona hace todo lo que puede por obstaculizar la firma del Pacto Tripartito. En este intento se distingue especialmente un ilustre marino, el Almirante Isoroku Yamamoto, firme defensor de la no participación de Japón en la guerra junto a Alemania.
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